domingo, 25 de septiembre de 2016

La experiencia de correr por las calles de Rio de Janeiro



Hace más de dos años que vivo en Rio de Janeiro y, como muchos sabéis, me gusta dedicar mi tiempo libre a correr. Cuando llegué, las dos cosas que más me llamaron la atención fueron tanto el clima como la inseguridad. La cuestión del clima es muy llamativa. Los días duran prácticamente lo mismo todo el año, a diferencia de España, donde en verano son muy largos y en invierno muy cortos. En cuanto a los cambios de temperatura, Brasil siempre es cálido, a diferencia de España, donde los inviernos son fríos (más al norte de Europa es todavía más frío) y los veranos son bastante cálidos. Pero incluso si tuviese que comparar el verano de España con el de Brasil, también hay diferencias considerables. Además de las ya mencionadas de que en Brasil la duración de los días no cambia tanto, está la de que las temperaturas son muy altas desde que sale el sol hasta que se esconde. Mientras que en España sale el sol temprano pero hasta mediodía no se alcanzan temperaturas muy elevadas y al atardecer la temperatura comienza a caer antes de que el sol se haya puesto. Para que nos entendamos, en Brasil hace mucha calor desde las 7 de la mañana hasta las 6 de la tarde, que es cuando anochece.

Cuando empecé a correr me deshidrataba demasiado rápido y me cansaba enseguida. Ahora, me sorprende la resistencia que he desarrollado a altas temperaturas, puedo correr a unos 35 grados sin grandes problemas, aunque tengo que reconocer que para competir es mejor el frío. Se puede percibir claramente la diferencia entre los días nublados y un poco lluviosos y los días cálidos.

En cuanto a la inseguridad, es algo difícil de explicar. Yo no he tenido ningún problema pese a haber corrido en alguna ocasión por lugares poco recomendables en los que no había nadie por la calle. Es una cuestión de asumir riesgos y tener suerte. Uno siempre piensa que es difícil que ocurra algo mientras está corriendo, pero la poca cantidad de gente que se ve debe ser por alguna razón. Por otro lado, gimnasios hay muchos y están todos llenos, es decir, ganas de correr no faltan.

También hay otras características, como muchas cuestas, lo cual puede ser de ayuda para determinado tipo de entrenamientos. Desgraciadamente, las aceras no suelen estar pavimentadas y hay muchos agujeros por lo que las piernas sufren mucho. Hay que andarse con cuidado. Otro factor a tener en cuenta es el de los coches, algunos van demasiado rápido y no usan intermitente, cuando commencé a salir a correr casi fui atropellado en una curva, a partir de ese día aprendí a asegurarme muy bien antes de cruzar. 

Evidentemente, en grandes ciudades, la zona en la que se vive influye mucho. En Rio, si se vive en la zona sur, donde viven las personas más adineradas, todo es distinto, se puede correr junto a la playa de Copacabana o Ipanema, hay mucha más seguridad y bastantes zonas adaptadas para el deporte. La zona oeste tiene características similares. Los que vivimos en la zona norte lo tenemos un poco peor, aún así, yo tengo la suerte de vivir muy cerca del estadio olímpico, sus alrededores están preparados para los que nos gusta correr, solo que dar vueltas continuamente a un estadio es un poco aburrido.

De todas las ciudades por las que he corrido, son bastantes, Rio es de las que más me gusta pese a no tener la mejor infraestructura y lo mejor de todo es que todavía me quedan muchos lugares de la Cidade Maravilhosa por descubrir sobre los que os iré contando a medida que los vaya descubriendo.

Hasta la próxima.


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