sábado, 9 de octubre de 2010

¿Por qué he empezado a correr?

Muchos años han pasado ya desde la última vez que hice deporte de forma seria. Acababa de cumplir 15 años y era el último partido de liga con el equipo cadete de fútbol de mi pueblo. Antes de ese partido habían transcurrido muchas horas de fútbol, y no solo de fútbol, sino también de kárate, bicicleta, atletismo… Pero aquel día tomé una decisión que a día de hoy no consigo explicarme. Desde ese momento, únicamente los paseos en bicicleta que hacía por el campo, cuando aún estaba viviendo en mi pueblo y, posteriormente, esporádicas salidas por las calles de las ciudades en las que he ido residiendo hasta ahora, eran el único atisbo de ejercicio físico que realizaba. El paso del tiempo no hizo sino crearme una gran añoranza de aquella feliz etapa de mi vida. Siempre soñaba con un día en que volvería a estar en forma y competiría de nuevo, pero era algo muy lejano, casi imposible. Mientras tanto, dentro de mí seguía esa necesidad de competir y demostrarme hasta dónde era capaz de llegar, a la vez que quería desquitarme esa sensación de sedentarismo y pesadez.


Cuando me mudé a Londres me llamaba mucho la atención ver a gente continuamente corriendo por las calles, por cualquier lugar y a cualquier hora, de modo que empecé a hacer lo mismo. Al principio sentía mi cuerpo pesado, mi estado de forma era pésimo, pero a medida que salía a correr más y más, me di cuenta de que el hacerlo asiduamente me ayudaba a combatir el estrés que me producía el trabajo, al mismo tiempo que me generaba una magnífica sensación de bienestar, y lo que era incluso mejor, empecé a ver en las carreras la forma de volver a la competición, aunque no lo tenía nada fácil debido a mi trabajo. Pese a todo, a partir de ese momento, el running se me quedó en mente como el camino para aquello que necesitaba, era la solución.


Hace ya unos meses que me vine a vivir aquí a Madrid, y como si el destino me estuviese esperando, mi compañero de piso me comentó que hacía un tiempo que salía a correr con mucha frecuencia ya que tenía un grupo de amigos que solían ir a carreras populares, incluso algunos a maratones. Así que gracias a ello me decidí a entrenar y desde aquel instante he vuelto a recuperar la motivación por el mundo del deporte.

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